Sinónimos de parque

Tú y yo somos dos tablas que alguien cortó en el bosque a un árbol milenario.

Me pica el bigote por chuparsela a un travesti en el bosque de Palermo.

¿Qué hogar me acogerá? ¿Entre qué valles tendré mi puerto? ¿Bajo qué arboleda construiré mi morada? ¿Qué hondo río me dará la canción de su murmullo? La tierra está ante mí. Con corazón alegre y sin temer la libertad.

No hay hoja que se mueva. Temor reverencial, en la arboleda de verano.

Parece que el lugar insidioso fue de Natura para engaños hecho, ciego, inútil, oculto y temeroso, sólo para asechanzas de provecho, a un lado el monte es áspero y fragoso, y entre sus peñas va un camino estrecho, debajo un campo llano y apacible a las faldas se ve del monte horrible.

Una teoría del poder político no es, pues, más que una teoría de la autoridad (que se manifiesta en el campo político); más exactamente, una aplicación (teórica) de la teoría de la autoridad a la política (es decir, al Estado).

El tesoro del hombre es su verde juventud; el resto de la vida es invierno y senectud.

La imagen de papá (Gilles Villeneuve) siempre está conmigo, pero cuando el semáforo se pone en verde el que pilota soy yo, con mis virtudes y mis errores

¿Se acuerda de la manzana que Adán comió en el jardín del Edén, como se cuenta en la Biblia? -preguntó-. ¿Sabe lo que había en esa manzana? Lógica. La lógica y además cosas intelectuales. Eso es lo único que tenía adentro.

El sueño es el jardín preparado para las dudas, no sabes lo que es verdad, lo que no lo es. Te parece que es un ladrón y lo fusilas y después te comunican que ha sido un soldado, así ocurrió conmigo exactamente, por esto te llamé para decirme -sin error lo que es verdad- lo que no lo es.

Yo vivo a pie de página, soy una breve nota o menos, una referencia inexplicable, consonantes las iniciales, ni una imagen que de una pista, sólo flota en hoja de papel a punto, ausencia de puntuación, y afuera la vorágine.

La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.

La lluvia le dijo al viento: Empuja tú que yo azoto y tánto hirieron el soto que de las flores altivas, doblegadas pero vivas, yo sentía el sufrimiento.

Imágenes de suplicios se sucedían las unas a las otras. Quedé espantado. Haciendo un esfuerzo logré incorporarme. ¿Cómo encontrar palabras para expresar el horror que se apoderó de mí? Estaba acostado bajo la horca de Los Hermanos, y los cadáveres de los dos hermanos de soto no colgaban de la horca, sino que yacían a mi lado.

La ciudad es un corral de hombres.