Sinónimos de coche

El automóvil es el mejor medio de locomoción para encontrar un lugar donde aparcar.

Declaremos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva; la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras... un automóvil rugiente, que parece correr sobre una estela de metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia.

No temo a la muerte porque no creo en ella. Pienso que solo es salir de auto para entrar en otro.

El pecado se encuentra solamente en querer herir a otras personas innecesariamente. Todos los demás pecados son disparatados inventos. El auto maltrato no es un pecado... Es simplemente estúpido.

Esclavos de ajenas pasiones y de su propia vanidad, sólo conciben la gloria en un carro triunfal arrastrado por adoradores. Prefieren una corona de cartón dorado, con tal que todos la tomen por oro buen a ley, a la inmortal corona del laurel sagrado que sólo resplandece en la obscuridad de la tumba.

Esos enjambres de tantos colores de piel pertenecen todos a una misma raza, la de los damnificados por la brutalidad humana y atropellados por el carro atroz de la historia

Nosotros estamos en un vehículo mucho más seguro que los jinetes, porque ellos van suspendidos encima de caballos con miedo no sólo de nosotros, sino también de caerse, mientras que nosotros, bien firmes sobre la tierra, golpearemos con mucha más fuerza, si alguien nos ataca, y tendremos mucha más fortuna en lo que queramos.

La ambición es el camino al éxito, la tenacidad, el vehículo en que se llega.

(Ante la pregunta de un estudiante de la Universidad de Princeton, EE.UU., sobre qué haría Israel si Arafat reconociese al Estado de Israel): Hay un dicho en ídish que dice, si mi abuela hubiese tenido ruedas, hubiese sido una carroza

Subió la Cenicienta a la carroza y su madrina le recomendó con mucho empeño que saliese del baile antes de medianoche, advirtiéndola que si permanecía en él un momento más, la carroza volvería a convertirse en calabaza, los caballos en ratones, los lacayos en lagartos y sus hermosos vestidos tomarían la primitiva forma que tenían.

Lo que importa no es la casa de todos los días sino aquella oculta en un recodo de los sueños. Lo que importa no es el carruaje sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.

Hay una catedral descendente y un lago ascendente. Hay un pequeño carruaje abandonado en el soto, o bien bajando a toda prisa por el sendero, adornado con cintas. Hay una compañía de cómicos ambulantes, vestidos para la representación, divisados en el camino por entre la linde del bosque. Hay siempre, en fin, cuando se tiene hambre y sed, alguien que llega y os echa de allí.

En el andén del tren del purgatorio preguntan quién quiere alquilarse un dormitorio en el vagón de la clase ejecutiva donde Dios, el Diablo y sus mortajas juegan los dos tu futuro a las barajas

¿De qué tren bala me habla Jaime? ¿Qué? ¿Va a hacer un vagón con pucheros? No podemos arreglar una zorrita y vamos a armar el tren bala.

El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio.

Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por donde no se debía pasar.

Prefiero ser un Sócrates dubitativo, a un cerdo satisfecho.

En materia de partidos políticos, que el perro coma al cerdo o que el cerdo coma al perro me tiene por completo sin cuidado.

De pie frente a la sonrisa en la cabeza de un chancho recién horneado. No seas menos generoso.

Para el puerco todo es porquería.