Sinónimos de cerviz

Tenemos el agua al cuello con tanto puto pantano, las bellotas radioactivas, nos quedamos sin marranos... Extremaydura tus mujeres nos la ponen.

Los jóvenes deben esforzarse en aumentar siempre su determinación y su valentía. Esto sólo podrá hacerse cuando la valentía esté enraizada en el corazón. Cuando el sable está roto, hay que atacar con las manos. Cuando las manos están amputadas, hay que servirse de los hombros. Cuando los hombros están cortados, hay que morder el cuello de diez o hasta de quince enemigo. Esto es realmente valentía.

Los del gallinero pueden aplaudir, los de los palcos basta con que hagan sonar sus joyas.

El liberalismo económico es la zorra libre en el gallinero libre.

Pequeña patria mía, dulce tormenta, un litoral de amor elevan mis pupilas y la garganta se me llena de silvestre alegría cuando digo patria, obrero, golondrina.

Cuando el gallo menudea la garganta se me afina y el juicio se me clarea. Yo soy como el espinito que en la sabana florea le doy aroma al que pasa y espino al que me menea.

Esa mujer se parecía a la palabra nunca, desde la nuca le subía un encanto particular, una especie de olvido donde guardar los ojos...

Esos colonos presidentes son auténticos rebanadores de cabezas; cortan una nuca con la misma facilidad que una corneja arroja nueces, sea justo o no sea justo, no se paran en mientes; el rigorismo lleva, como la propia Themis, una venda sobre los ojos puesta por la estupidez...

No busco tomar el dinero y hacer un racimo de cosas inmediatas. Queremos continuar buscando en el talento adquirido tal como lo hemos venido haciendo en este último tiempo sólo aquello que tenga algún sentido, entonces seguramente iremos adelante y lo haremos

El sol a cuyo alrededor giran tantos planetas... No se olvida de madurar un racimo de uvas

Se partió en Nicaragua otro hierro caliente, con que el águila daba su señal a la gente, se partió en Nicaragua otra soga con cebo, con que el águila ataba por el cuello al obrero

En los de la alcoba: a cada uno una punzada en el coxis y vehemente deseo de mirarse el coxis, de lamerse el coxis. Una contorsión del cuello y el seguir vertiginoso de la cabeza a la curva del cuerpo, sobre manos y pies, en movimiento centrípeto, mientras los vestidos se esfumaban y una curiosa prolongación, arqueada y móvil, les nacía del coxis.

Pequeña patria mía, dulce tormenta, un litoral de amor elevan mis pupilas y la garganta se me llena de silvestre alegría cuando digo patria, obrero, golondrina.

Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito, y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán lejos está del crimen un hombre así?

El poema es un racimo de imágenes.

El sol a cuyo alrededor giran tantos planetas... No se olvida de madurar un racimo de uvas